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Diciembre es igual a la época de los buñuelos; conoce la historia de este postre Mexicano

13 de diciembre de 2022

En Diciembre, México se inunda de olor a canela y a piloncillo, con este postre tradicional, que ya forma parte de la Navidad.

Su origen data de hace unos dos mil años en países como Turquía, Marruecos o Egipto, donde se comían bolitas hechas de masa frita con miel. Esta combinación emigró a España y se transformó en los buñuelos de viento. Gracias al intercambio cultural que existió durante la conquista, fue que este tipo de preparación llegó a México.

Muchos países tienen su propia versión (y a veces otro nombre). En México, la masa a base de harina se extiende hasta que queda delgada como un papel y luego se fríe hasta que se infla. En lugares como Cuba y Nicaragua, los buñuelos se hacen con yuca, la raíz de la planta de la mandioca. En Colombia, se suelen hacer con queso. En Argentina pueden encontrar un postre muy similar, llamado «Torta frita» hecha con harina de trigo espolvoreada de azúcar.

El hecho de que haya tanta variedad se debe a que los españoles que colonizaron Latinoamérica utilizaron diferentes formas e ingredientes originarios de la región en la que se encontraban.

En México, los primeros lugares en donde se cocinaron buñuelos en el territorio nacional fueron los conventos, incluso existe un recetario escrito por Sor Juana Inés de la Cruz, donde incluye varias recetas sobre especialidades de la cocina conventual del virreinato.
En dicho recetario aparecen tres recetas de buñuelos, a los cuales también los llamaba Pañuelos o Pañuelos ya que a la masa se le aplasta con los puños y al estirarse queda como una tela fina, similar a los pañuelos.

Actualmente los buñuelos se preparan con una mezcla de harina de trigo, huevo, agua, sal y manteca de cerdo, que se deja reposar, se estira y se moldea. Después se fríe y se espolvorea con azúcar, o se baña con miel de abeja o piloncillo.

No hay rincón de México que se escape de los buñuelos: en Baja California Sur, por ejemplo, se preparan con miel de piloncillo y guayaba, en Chihuahua se comen con queso, en Oaxaca se espolvorean con azúcar roja, en Chiapas tienen un fuerte sabor a naranja, en Tabasco y el sur de Veracruz, se le llaman torrejas, y se caracterizan por ser de forma rectangular, de unos 20 cm de largo y 8 de ancho. Y es así como cada estado le aporta a los buñuelos su toque especial.

No importa en qué rincón de México los consumas, sin duda, los buñuelos son una mezcla de tradición, cultura e historia, acompañados con un buen ponche o café de olla.

Tamara Malano

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