Conoce la historia de los chilaquiles y sus recetas antiguas

La rica historia de los chilaquiles revela su importancia y popularidad en la gastronomía mexicana a lo largo de los siglos. Originarios de la época prehispánica, estos platillos versátiles se han adaptado a las preferencias culinarias cambiantes a lo largo del tiempo. A continuación, se detallan cuatro recetas antiguas de chilaquiles que reflejan su evolución a lo largo de la historia:

Chilaquiles blancos: Se prepara con jitomates y chiles verdes cocidos, sazonados con sal fina. Luego, se fríen y se agregan tortillas del día anterior. Se añade queso añejo y se sirve con frituras de longaniza, morcón, chorizos, costillas de puerco y rebanadas de queso fresco.

Tapatíos: Se cuece carne de puerco y chorizos, se fríen y se coloca una capa de carne en un plato, cubriéndola con tortillas delgadas y bañándolas con chile y manteca. Se añade ajonjolí tostado entre capas sucesivas, y se repite el proceso hasta llenar el plato.

Chilaquiles colorados: Se prepara con chile colorado, ancho o pasilla, con o sin tomates. Se debe agregar suficiente manteca y sal para realzar el sabor de las tortillas. El plato se puede decorar con diversas frituras o sobras de carne asada según las preferencias del cocinero.

Recetas más antiguas registradas desde la fundación independiente de México: En el libro «El cocinero mexicano» se detallan tres variedades de chilaquiles: chilaquiles blancos, chilaquiles rojos o colorados y chilaquiles tapatíos, reflejando la influencia de los conventos en la gastronomía durante ese periodo.

Estas recetas no solo ofrecen un vistazo fascinante al pasado culinario de México, sino que también demuestran la versatilidad y la capacidad de adaptación de este delicioso plato en la cultura gastronómica del país.

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Fernando Villegas