Las enmoladas: un festín de tradición

Las enmoladas, tesoro gastronómico de México, son mucho más que un platillo; son una narrativa culinaria que se despliega en cinco actos, fusionando la riqueza prehispánica con la influencia de la colonización.

El origen de las enmoladas se ancla en la humilde tortilla, una base que se transforma en protagonista al ser rellenada con opciones que van desde jugosas carnes hasta sabrosos frijoles. Sin embargo, es la salsa de mole la que le confiere su carácter distintivo. Esta mezcla de chiles secos, chocolate, especias y otros ingredientes es la esencia que da vida al plato, uniendo sabores ancestrales y contemporáneos.
Su crónica de las enmoladas se entrelaza con las civilizaciones precolombinas, donde aztecas y otros grupos indígenas experimentaban con salsas a base de chiles y chocolate. La llegada de los españoles enriqueció la receta con almendras, ajonjolí y especias, marcando el segundo acto de esta historia culinaria.

La evolución de las enmoladas continúa en cada rincón de México, adaptándose a los ingredientes y gustos regionales, convirtiéndose así en una expresión única de la diversidad del país. Este platillo ha cruzado fronteras, convirtiéndose en un embajador de la gastronomía mexicana a nivel mundial.

Cada bocado de enmoladas, se degusta no solo una combinación de sabores exquisitos, sino también un vínculo tangible con la tradición que ha perdurado a lo largo de generaciones. Las enmoladas son un viaje sensorial que conecta el pasado y el presente, sirviendo en cada mesa una porción de la historia culinaria que ha resistido la prueba del tiempo.

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Por María Gutiérrez