La historia de los malvaviscos

Son considerados una golosina esponjosa y dulce que ha conquistado paladares en todo el mundo. Originalmente, se hacían a partir de la raíz de la planta de malvavisco (althaea officinalis), pero hoy en día, se preparan principalmente con azúcar, jarabe de maíz, gelatina y aire, resultando en una textura suave y aireada.

La historia de los malvaviscos se remonta al antiguo Egipto, donde se elaboraban con la savia de la planta de malvavisco y miel. Estos dulces eran un manjar reservado para los faraones y la nobleza, con el tiempo, la receta evolucionó, y en el siglo XIX, los franceses comenzaron a batir la savia de malvavisco con claras de huevo y azúcar, dando lugar a una versión más moderna y ligera.

En la actualidad, los malvaviscos se producen en masa utilizando gelatina en lugar de savia de malvavisco, lo que permite una fabricación más rápida y económica. Estos dulces son extremadamente versátiles y se utilizan en una variedad de formas: tostados sobre una fogata, derretidos en chocolate caliente, como ingrediente en recetas de postres como los s’mores y el pastel de arroz inflado, o simplemente disfrutados solos.

Vienen en diversas formas y tamaños, desde los clásicos cilindros blancos hasta versiones coloridas y con formas temáticas para ocasiones especiales. Además, las empresas han innovado con sabores que van más allá del tradicional vainilla, incorporando opciones como fresa, caramelo, y chocolate.

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Lu García