El arte del espresso: intensidad y sabor en cada sorbo

Originario de Italia, el espresso se caracteriza por su preparación a base de agua caliente a alta presión que atraviesa finamente el café molido. Este proceso permite extraer los sabores y aceites esenciales de los granos, resultando en una bebida intensa, densa y con una capa de crema en la superficie que la distingue.

La clave para un buen espresso está en la calidad del grano, el molido adecuado y la temperatura precisa del agua. Un espresso bien hecho tiene un sabor equilibrado, con notas complejas que van desde lo dulce hasta lo amargo, y una textura suave pero rica.

Se sirve en una pequeña taza, generalmente de porcelana, que permite disfrutar de sus aromas intensos.

Aunque es la base para otras bebidas populares como el cappuccino o el macchiato, el espresso por sí solo es la bebida definitiva para los amantes del café que buscan intensidad y pureza.

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Lu García